En terapia, es común que los pacientes lleguen con temas que prefieren evitar o que simplemente no están listos para abordar. Como terapeutas, es fundamental manejar estas situaciones con empatía y estrategia, recordando que el progreso no se mide por la rapidez con la que se abordan estos temas, sino por el respeto al ritmo de cada paciente. Aquí te compartimos 5 tips que pueden ayudarte en estas situaciones:
1. Escucha y valida su decisión
Cuando un paciente expresa que no quiere o no puede hablar de un tema, lo primero es validar su posición. Frases como: “Entiendo que este tema puede ser difícil de abordar ahora, y está bien tomarte el tiempo que necesites”,
pueden ayudar a que el paciente se sienta comprendido y respetado. Validar su experiencia refuerza la confianza y la alianza terapéutica.
2. Reencuadra el enfoque
En lugar de centrarte en el tema que no está listo para tratar, enfoca la sesión en aspectos que puedan preparar el terreno. Por ejemplo: Trabaja en habilidades de regulación emocional.
Explora temas periféricos relacionados que sean menos amenazantes. Usa técnicas proyectivas como dibujos, cajas de arena o narrativas metafóricas. Esto permite que el paciente avance indirectamente hacia el tema central cuando esté preparado.
3. Utiliza técnicas de psicoeducación
Muchos pacientes evitan ciertos temas porque no comprenden del todo lo que sienten o temen lo que podría suceder si los abordan. La psicoeducación puede ayudarles a reducir la incertidumbre: Explica cómo funciona el proceso terapéutico.
Habla sobre cómo explorar emociones puede ser gradual y seguro. Refuerza que tienen el control de decidir cuándo y cómo abordar estos temas. Esto les proporciona herramientas cognitivas para sentirse más seguros en el proceso.
4. Sé paciente y respeta el ritmo del paciente
El progreso en terapia es único para cada persona. Presionar a un paciente puede dañar la relación terapéutica y generar resistencia. En lugar de forzar, enfócate en construir confianza y decir: “Podemos hablar de esto cuando sientas que es el momento adecuado”; “¿Qué te gustaría trabajar hoy que te ayude a sentirte más preparado en el futuro?”.
5. Facilita recursos internos y externos
Algunos temas pueden parecer demasiado grandes o intensos para abordar directamente. Ayuda al paciente a desarrollar recursos internos, como: Técnicas de grounding o mindfulness.
Crear una "caja de herramientas emocionales" que incluya estrategias para manejar el estrés o la ansiedad. Además, anímalo a identificar recursos externos, como redes de apoyo o actividades significativas, que refuercen su bienestar.
Como terapeutas, acompañamos a los pacientes en su proceso de sanación, pero nunca debemos imponer un ritmo o una dirección.
Estas estrategias te permitirán apoyar a los pacientes respetando su tiempo, su proceso y sus emociones. Al final, el objetivo no es solo abordar el tema difícil, sino fortalecer al paciente para que pueda enfrentarlo cuando esté listo.
¿Qué otras estrategias te han funcionado como terapeuta? Comparte tus experiencias en los comentarios y sigamos creciendo juntos.
FG/CONV.
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