Si recuerdan, este blog se trata de un resumen semanal. Cada semana ocurren cosas que me gusta comentar con mis amigos y allegados para comparar ideas y ver sus puntos de vista.
No me queda duda que cada una de nuestras vidas, es el guion más interesante que existe, cada historia personal está plasmada de humor, drama, momentos épicos e incluso, en algunos casos, un poco de ciencia ficción. Los que me conocen saben que soy muy asiduo a ir al cine y me gusta mucho darle seguimiento y analizar cada detalle de las películas que observo.
Esta semana tuve la oportunidad de ver la película Frozen de Disney, la cual nos llegó justo a tiempo para las fiestas de fin de año y compaginaba perfectamente con la nieve que siempre cae en Panamá para navidad. (El que no me cree… que vaya el otro año a MetroMall… allí neva).
En esta película una joven tiene que luchar contra su propia naturaleza y, para no lastimar a sus seres queridos, decide huir de su casa. Sin darse cuenta que al irse, causaba mucho más daño que cuando estaba entre ellos.
Una reina recién coronada que decide renunciar a su cargo y prefiere la vida en solitario. Sola en una montaña lejana se esconde del resto del mundo.
Su hermana decide irla a buscar, afrontando grandes dificultades para poder encontrarla, arriesgando su propia vida, se sacrifica, para demostrarle que pese a toda situación, la familia debe apoyarse siempre.
Una canción intoxicante que repite la frase “Libre Soy”, mientras nuestra Reina vive un proceso de transformación y auto aceptación total, con la cual recomiendo precaución al escuchar, pues me costó mucho sacármela de la cabeza, y la cantaba hasta cuando hacía súper y pasaba por las neveras de productos congelados, o en el peor de los casos, podría correr el riesgo de querer atravesar por un proceso igual.
Personajes coloridos y con mucho carácter y valentía. Amor y muerte entrelazados en una tormenta de remordimientos. Suerte que es una película infantil, sin embargo, son los adultos quienes debemos analizarla con más detenimiento.
Somos nosotros los que por alguna razón hemos perdido la capacidad de soñar con un mundo mejor o con la posibilidad de sacrificar nuestra propia vida por un ideal.
Cuántos de nosotros no ansiamos encontrar nuestro verdadero amor, o nos morimos por recibir una muestra de verdadero cariño. Cuántos de nosotros nos hemos quedado esperando ese beso que debió llegar antes de la última campanada de media noche. O a cuantos se nos convirtió ya el carruaje en calabaza?
La vida de aquella Reina de hielo, no es cuestión de ciencia ficción, o de historia de cuento de hadas. Si le quitamos el reino, el hielo, la magia y la canción, ésta pudiera ser la vida de cualquier persona que lucha contra sus propios defectos, y escapa de su familia por pura verguenza.
Panamá es una sociedad en extremo perfeccionista, y todas las personas se someten constantemente al escrutinio popular.
Pero cuántos de nosotros seríamos realmente capaces de enfrentarnos al invierno más fuerte de nuestra historia, para rescatar a aquel miembro de nuestra familia que ha decidido huir. Cuántos arriesgarían todo lo que tienen, por volver a sentir el calor del abrazo de aquella persona que hace rato decidió apartarse.
Quiénes tienen la valentía de dejar atrás todo tipo de prejuicios y, siendo de la realeza, permitirse sentir amor por un plebeyo o besar un sapo.
Si hay algo que me han enseñado las películas de Disney es que tus papás se van a morir justo en el momento que más los necesitas (Bambi, El Rey León, Nemo, Atlantis, etc.); que el amor verdadero no llega solo, se debe construir y hay que luchar por él y sobre todo, que con una buena canción, todo puede arreglarse.
Si algo me demostró esta película es que ningún tesoro del reino, superaba el valor del amor que existía entre los personajes de la historia.
Hay veces que es importante ver las cosas desde otra perspectiva, si hay que ser niños y ver una película infantil para entender qué es lo que nos falta como sociedad, pues hay que hacerlo.
Finja por un momento que tiene el poder de congelar todo lo que toca, ¿Sería capaz de huir para evitar lastimar a aquellos que usted ama? Ahora vuelva al mundo real y dese cuenta que muchas veces, una palabra, un gesto o una frase fuera de contexto, lastiman más que todo el frio del mundo, no hay que tener súper poderes para congelarle el corazón a los que nos rodean. Gracias a Dios, el mundo real es menos complicado y para enmendar nuestros errores, no tenemos que llegar a sacrificar nuestras vidas. Empecemos por pedir perdón y ser más considerados, si esto no funciona no se preocupe, recuerde que siempre está la opción de cantar una canción pegajosa en el momento menos esperado.
_F.G.
Escribir comentario
Fernando Gómez (domingo, 12 enero 2014 06:45)
Este blog se titula “Liebre Soy”, recordando una broma de un amigo. Aclaración válida!.